Los rusos estaban por lanzar el Sputnik a dar vueltas en la estratosfera, y preparaban a la perrita Laika para que se inmole en nombre de la astronaútica. La Argentina, no podía quedarse atrás, y superar a los sovieticos parecía muy fácil demostrando una vez más el fracaso bolchevique. Una perra nunca iba a llegar más alto que el emblema carroñero argentino, el Cóndor , y la Aeronáutica puso todos sus esfuerzos en hacer posible la proeza. Se construyó este robot de nombre del emblema patrio "Cóndor" , destinado a albergar en su interior un cóndor vivo especialmente entrenado para el control del robot en vuelo dirigido. La experiencia tuvo que terminar distinta que como había sido prevista. El cóndor murió cuando le apretujaron las alas para caber en los brazos, y se desnucó cuando la cresta se enredó con el mecanismo del cuello. De inmediato la majestuosa ave fué reemplazada por un enano piloto de pruebas que cabía perfectamente dentro del robot y fué quién realizó el excelente vuelo inaugural a 8 metros sobre el nivel del mar y caída libre en la costanera de Buenos Aires.
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